Mi filosofía

Si los perros pudieran corregirnos a nosotros cada vez que nos equivocamos o no somos coherentes con lo que le hemos enseñado pocos guías conservarían a su perro.

No uso castigos físicos, ni aparatos de tortura como collares de ahorque o de púas, al igual que tampoco uso ningún tipo de intimidación mental o coacción. Como guía tengo muchísimos más recursos como para simplificar a una corrección física o a un trozo de salchicha para que el perro entienda una situación, la gestione y aprenda que se espera de él.

Hace años consideraba y me gustaba el término educación canina en positivo por el respeto que eso implica. Hoy en día este término se ha usado demasiado y se ha puesto de moda dando a muchas confusiones, modas y en algunos casos hasta estafas. No termino de sentirme cómodo simplificando que hago educación en positivo, ya que también mucha gente llega a conocer este tipo de educación como una forma muy permisiva para los perros y que en materia practica los perros no salen tan obedientes o que no podemos conseguir grandes resultados en modificación de conducta grave o en adiestramiento deportivo con métodos amigables. La cosa no se puede simplificar así. De aquí la idea de educación canina con empatía.

Una propuesta nueva para enseñar, educar, adiestrar, trabajar y sobre todo de comunicarnos con nuestros perros y disfrutar más de su compañía utilizando una cualidad que nos hace muy especial a los humanos, LA EMPATÍA ,aunque muchas veces tendemos a olvidar que la tenemos. Y Así llegar a tener un vínculo a un nivel distinto al que te han pintado a través de la televisión o historias de hace unos años. El adiestramiento se basa en la ciencia, no en falsas creencias, simplificaciones o comparaciones absurdas.

Ya sea para perros de compañía, perros urbanitas, perros de trabajo o de adiestramiento deportivo. 

Los resultados aparte de que son más éticos también son mejores en cuanto a rendimiento en todos los niveles y estamos aquí para demostrarlo con hechos y no solo con palabras.

Enseño al perro lo que espero de él; que haciéndome caso tendrá acceso a un montón de cosas que le gustaran; gestiono sus estados de estrés y los entreno, atiendo sus necesidades como perro (interacción social, paseos, estimulación física y mental, adiestramiento, deporte etc ... ) y como individuo en particular que es mi perro que por edad, naturaleza genética, ambiental o aprendida no tienen por qué ser las mismas o con la misma duración que las de otros perros. Soy lo más justo que puedo dentro de mis posibilidades, las demandas de mi perro y el ambiente. Adecuo las exigencias a su periodo de edad y de aprendizaje.

 Soy coherente. Entreno su frustración pero cada vez que me veo en situación de pedirle que no realice un comportamiento muy deseado para él, intento darle una alternativa que le guste. Lo integro en mi familia como un compañero más el cual depende de mí completamente para enfrentarse y disfrutar del mundo, así que siempre con todo el respeto y paciencia posible del mundo porque fue mi decisión tenerlo no la suya.


Los perros nos hacen crecer como personas con valores muy importantes y que se están perdiendo en nuestra sociedad que son de vital importancia para que la especie humana pueda persistir, convivir en armonía con el planeta y evolucionar hacia bien.